DISRUPTORES ENDOCRINOS ARTIFICIALES
Estos son compuestos químicos sintéticos creados por el ser humano que también tienen la capacidad de interferir con el sistema endocrino.
Estos disruptores endocrinos están presentes en nuestra vida cotidiana, exponiéndonos a ellos de manera constante, aunque en cantidades pequeñas.
Pueden entrar en nuestro cuerpo a través del contacto directo con la piel, la alimentación o la respiración y tienen la capacidad de atravesar la placenta, afectando al feto. También se encuentran en la leche materna.
Los disruptores endocrinos persistentes, como ciertos pesticidas, pueden permanecer en nuestro organismo hasta por diez años, mientras que otros, llamados no persistentes, como los parabenos o bisfenoles, permanecen en nuestro cuerpo desde pocas horas hasta días.
Ejemplos de disruptores endocrinos artificiales se encuentran en una amplia variedad de productos de consumo diario, abarcando desde artículos de cuidado personal y cosméticos (jabones, dentífricos, desodorantes, protectores solares, maquillajes, perfumes, esmaltes de uñas, lacas de pelo) hasta alimentos, envases de alimentos (como latas de conservas, botellas y “tuppers”), recipientes de bebidas, pajitas de papel y bambú, sartenes y ollas antiadherentes.
Además, estos disruptores están presentes en juguetes, textiles, productos y artículos de limpieza, desinfectantes, detergentes, materiales resistentes a las manchas, muebles, productos electrónicos, adhesivos, tintas de impresión, materiales construcción y algunos pesticidas.
También se han localizado algunos en productos farmacéuticos y médicos.
Es importante destacar que la investigación en este campo está en curso, y se continúa explorando el alcance completo de los efectos de estos disruptores en la salud humana y ambiental, con el objetivo de encontrar alternativas más seguras.
La lista de disruptores endocrinos abarca más de mil sustancias químicas identificadas hasta ahora.
Podemos clasificarlas en los siguientes grupos principales: