FACTORES DE RIESGO
de padecer alguna enfermedad tiroidea
Estos son varios de los factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar una enfermedad tiroidea.
Cabe destacar que la presencia de factores de riesgo no garantiza que una persona desarrolle una enfermedad tiroidea.
Además, algunas personas pueden desarrollar trastornos tiroideos sin tener factores de riesgo conocidos. Cada persona es única y la relación entre estos trastornos puede variar.
Género y edad
Las mujeres tienen un riesgo significativamente mayor que los hombres de desarrollar enfermedades tiroideas.
Este riesgo es particularmente pronunciado durante períodos de cambios hormonales, como el embarazo, la menopausia y después de dar a luz, momento en el cual aumenta el riesgo de desarrollar la tiroiditis posparto (durante los 6 meses posteriores al nacimiento).
El hipotiroidismo se diagnostica con mayor frecuencia en mujeres de 30 a 60 años, mientras que el hipertiroidismo suele manifestarse en mujeres de 20 a 30 años, pudiendo presentarse en cualquier momento.
Sin embargo, la probabilidad de experimentar disfunciones tiroideas aumenta con la edad, especialmente a partir de los 60 años.
Antecedentes Familiares
Si hay historiales familiares de enfermedades tiroideas, como hipotiroidismo o enfermedad de Graves, el riesgo puede aumentar.
Historial Personal de Enfermedades Autoinmunes
Las personas con antecedentes personales de otras enfermedades del sistema inmunológico (como la celiaquía o diabetes tipo 1) pueden tener un mayor riesgo de enfermedades tiroideas autoinmunes, como la tiroiditis de Hashimoto o la enfermedad de Graves.
Historial de Cirugía Tiroidea o Tratamiento con Yodo Radioactivo
Personas que han sido sometidas a cirugía tiroidea o tratamiento con yodo radiactivo tienen un mayor riesgo de desarrollar problemas tiroideos.
Radiación en el Cuello
La exposición a radiación en la cabeza y el cuello, especialmente durante la infancia, aumenta el riesgo de desarrollar trastornos tiroideos.
Consumo de Yodo
El consumo inadecuado de yodo en la dieta es un factor de riesgo significativo para el desarrollo de enfermedades tiroideas.
Dado que el yodo es un componente esencial para la síntesis de hormonas tiroideas, su disponibilidad adecuada resulta crucial para el funcionamiento óptimo de la glándula tiroides.
Una deficiencia de Yodo en el organismo conlleva a la incapacidad de la glándula tiroides para producir cantidades necesarias de hormonas tiroideas, pudiendo desencadenar hipotiroidismo y, en casos extremos, bocio, un agrandamiento anormal de la glándula tiroides en un intento de compensar la deficiencia.
Por otro lado, el exceso de yodo también puede ser perjudicial. Niveles extremadamente altos de este mineral pueden llevar al hipertiroidismo, donde la glándula tiroides produce demasiadas hormonas tiroideas.
Algunas investigaciones sugieren que un aumento repentino en el consumo de yodo podría desencadenar o empeorar trastornos autoinmunes como la tiroiditis de Hashimoto o la enfermedad de Graves en personas genéticamente susceptibles.
Además, un exceso de yodo podría provocar irritación gastrointestinal, náuseas, vómitos, diarrea y afectar otras glándulas como las salivales y mamarias.
Es fundamental mantener un equilibrio adecuado en el consumo de yodo para prevenir problemas tiroideos.
La cantidad óptima de yodo puede variar según la edad, el estado de salud y otros factores individuales.
Así, asegurarse de obtener la cantidad adecuada de yodo a través de la dieta es esencial para mantener una función tiroidea saludable y prevenir posibles trastornos relacionados con su deficiencia o exceso.
Obesidad
La obesidad no solo es un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares y diabetes, sino que también se asocia con un mayor riesgo de enfermedades tiroideas, especialmente el hipotiroidismo.
La presencia de tejido adiposo en exceso puede contribuir a cambios en las hormonas y el metabolismo, dificultando la conversión eficiente de la hormona tiroidea T4 a la forma activa T3.
Además, la obesidad puede influir en la resistencia a la insulina y desencadenar inflamación sistémica, factores que pueden afectar negativamente la función tiroidea y contribuir al desarrollo de trastornos tiroideos.
Mantener un peso saludable a través de una dieta equilibrada y actividad física regular es crucial para preservar la salud tiroidea y reducir el riesgo de enfermedades asociadas.
Fumar
El tabaquismo se ha asociado con un mayor riesgo de enfermedades tiroideas, incluida la enfermedad de Graves.
El tabaco es capaz de afectar a cada uno de los órganos de nuestro cuerpo, aunque muchas personas crean que es sólo algo que sucede con el corazón y los pulmones. Las toxinas que estos poseen llegan a dañar incluso a la tiroides.
Uso de algunos Medicamentos
Algunos medicamentos pueden afectar la función de la tiroides, alterando los niveles de hormonas tiroideas en el cuerpo.
Cabe destacar que, en muchos casos, estos efectos son conocidos y los pacientes que los toman son supervisados regularmente para detectar cualquier cambio en la función tiroidea.
Algunos medicamentos que pueden afectar la tiroides incluyen:
Amiodarona: utilizado para tratar trastornos del ritmo cardíaco. Puede causar hipertiroidismo o hipotiroidismo.
Litio: usado comúnmente en el tratamiento de trastornos del estado de ánimo como el trastorno bipolar. Puede interferir con la función tiroidea y causar hipotiroidismo.
Interferones e Interleucinas: utilizados en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer y enfermedades autoinmunes. Pueden afectar la función tiroidea y causar hipotiroidismo.
Inhibidores de la Tirosina Quinasa: usados en el tratamiento del cáncer pueden afectar la función tiroidea.
Corticosteroides: pueden afectar la conversión de la hormona tiroidea T4 a T3, lo que puede tener efectos en la función tiroidea.
Ioduros: algunos medicamentos que contienen grandes cantidades de yodo, como los utilizados en radiología, pueden afectar la función tiroidea.
Contrastes Radiológicos con Yodo: sustancias utilizadas en estudios radiológicos que contienen yodo pueden afectar temporalmente la función tiroidea.
Si crees que puedes tener una enfermedad tiroidea es esencial buscar la evaluación y orientación de un profesional de la salud.
El diagnóstico y tratamiento adecuados son fundamentales para abordar estos problemas de manera efectiva.
Es importante informar a tu médico sobre todos los medicamentos que estás tomando, incluyendo suplementos y medicamentos de venta libre, para que pueda evaluar cualquier posible impacto en la función tiroidea y ajustar el tratamiento según sea necesario.
La supervisión médica regular es fundamental para aquellos que toman medicamentos que podrían afectar a la tiroides.