SELENIO
El selenio es un mineral esencial que desempeña varios roles fundamentales en el buen funcionamiento de la glándula tiroides.
Por un lado, es clave para convertir la hormona tiroidea T4 (tiroxina), que es la forma inactiva, en T3 (triyodotironina), que es la forma activa que actúa en las células. Esta conversión se realiza principalmente en los tejidos periféricos, y sin suficiente selenio, el cuerpo puede tener dificultades para producir suficiente T3, afectando el metabolismo y otras funciones vitales.
Además, el selenio tiene una potente acción antioxidante. La tiroides, al producir hormonas constantemente, genera también radicales libres, que pueden dañarla si no se neutralizan. Aquí es donde el selenio actúa como un escudo protector, ayudando a mantener la glándula sana y funcional.
También cumple una función muy importante en la modulación del sistema inmunológico. En enfermedades autoinmunes como la tiroiditis de Hashimoto, donde el propio sistema inmunológico ataca a la tiroides, se ha observado que niveles adecuados de selenio pueden ayudar a reducir la inflamación y proteger la glándula del daño.
En cuanto a su presencia en los alimentos, el selenio se encuentra tanto en productos de origen animal como vegetal. La cantidad de selenio en estos alimentos varía en función del tipo de suelo en el que se cultivan los vegetales y de la alimentación que reciben los animales.
Algunas de las fuentes más ricas son: riñón de cerdo, bacalao salado, bogavante, bonito en aceite, sepia, huevos, pavo, pan integral, salvado de trigo, pipas de girasol, mejillones, pez espada, anchoas en aceite y, de forma muy destacada, la nuez de Brasil.
De hecho, una sola nuez de Brasil puede contener entre 55 y más de 90 microgramos de selenio, e incluso algunas pueden superar los 150 microgramos. Dado que la ingesta diaria recomendada de selenio para un adulto está entre 55 y 70 microgramos, y el límite máximo tolerado es de 400 microgramos diarios, una o dos nueces de Brasil al día son más que suficientes para cubrir los requerimientos sin riesgo de exceso.
Eso sí, tanto el déficit como el exceso de selenio pueden ser perjudiciales. Por eso, lo ideal es obtenerlo a través de una dieta variada y equilibrada, y no recurrir a suplementos a menos que lo indique un profesional de la salud. Algunos suplementos pueden contener dosis altas que, si se toman de forma prolongada, podrían resultar tóxicas.
Si tienes hipotiroidismo o una enfermedad tiroidea autoinmune, consulta con tu endocrino o nutricionista para que te ayude a ajustar tu ingesta de selenio según tus necesidades individuales.