ALIMENTOS BOCIÓGENOS O GOITRÓGENOS
Las palabras «bociógeno» y «goitrógeno» se utilizan comúnmente de manera intercambiable para referirse a sustancias que pueden interferir con la función de la glándula tiroides y contribuir al desarrollo de bocio, que es el agrandamiento de la glándula tiroides.
Son sustancias presentes en ciertos alimentos que pueden interferir con la absorción de yodo necesario para la producción de hormonas tiroideas y con la conversión de T4 a T3.
Aunque por lo general no representan un problema para personas con una tiroides saludable, se recomienda limitar su consumo y cocinarlos siempre para reducir su contenido goitrógenos, en casos de hipotiroidismo o deficiencia de yodo. En cambio, en el caso de hipertiroidismo, la situación es opuesta: pueden ser beneficiosos para la función tiroidea, especialmente si se consumen crudos.
Es importante destacar que el impacto de los alimentos goitrógenos puede variar entre personas y depender de la cantidad consumida, la preparación de los alimentos y la salud general de la persona.
Si tienes preocupaciones específicas sobre tu tiroides, te recomendamos consultar a un profesional de la salud, como un endocrinólogo o un nutricionista, para obtener orientación personalizada.
Todas las crucíferas contienen goitrógenos, pero no todos los alimentos con goitrógenos son crucíferas. El brócoli, repollo, col, col rizada, coliflor, berro, nabo, kale y coles de Bruselas son crucíferas. También contienen goitrógenos los rábanos, nabos, apio, cebolla, patatas, yuca y boniato.
Cereales como el trigo, frutos secos como las nueces, castañas, cacahuetes o manís y piñones y algunas frutas como las peras, melocotones o duraznos, el higo, las uvas y las fresas, son considerados goitrógenos con bajas concentraciones.
La soja y sus productos como el tofu, la leche de soja, el tempeh y el edamame también contienen goitrógenos además de algunos aceites vegetales como el de soja y el de canola.