¿Qué ENFERMEDADES pueden perjudicar a tu tiroides y a la conversión de T4 en T3?
La inflamación
La presencia de inflamación crónica en el cuerpo, comúnmente asociada con trastornos inflamatorios o enfermedades autoinmunes, puede interferir con la conversión eficiente de T4 a T3.
Estos trastornos inflamatorios desencadenan respuestas inflamatorias persistentes que afectan las enzimas responsables de convertir la hormona tiroidea inactiva T4 a su forma activa T3, disminuyendo así la eficacia de este proceso.
Por ejemplo, en casos de artritis reumatoide, la inflamación crónica de las articulaciones puede afectar indirectamente la función tiroidea al interferir con la conversión de las hormonas tiroideas. De manera similar, en enfermedades inflamatorias intestinales como la enfermedad de Crohn, la inflamación persistente en el tracto digestivo puede impactar la conversión eficiente de T4 a T3.
Esta interferencia en la conversión de T4 a T3 puede dar lugar a desequilibrios hormonales y afectar la función tiroidea en general. Por lo tanto, abordar la inflamación crónica mediante tratamientos específicos para los trastornos inflamatorios subyacentes resulta esencial para preservar la salud tiroidea y hormonal en estos casos.
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Enfermedades Autoinmunes
Las enfermedades autoinmunes, como la tiroiditis autoinmune (incluyendo la enfermedad de Hashimoto y la enfermedad de Graves), provocan que el sistema inmunológico ataque la glándula tiroides. Este proceso puede producir inflamación y daño a la glándula tiroides, afectando su función normal y, por ende, alterando la conversión de hormonas tiroideas.
En el caso de la tiroiditis de Hashimoto, la respuesta inmunológica provoca hipotiroidismo debido al daño en la glándula tiroides. Por otro lado, en la enfermedad de Graves, la estimulación excesiva del sistema inmunológico puede conllevar a un aumento en la producción de hormonas tiroideas, generando hipertiroidismo.
Ambas condiciones pueden afectar la capacidad de la glándula tiroides para producir y liberar hormonas tiroideas en la cantidad adecuada, impactando así en la conversión de T4 a T3.
Es esencial que las personas con enfermedades autoinmunes tiroideas reciban tratamiento y seguimiento continuo para manejar los desequilibrios hormonales de manera efectiva.
Enfermedades Crónicas
Las enfermedades crónicas, como la diabetes o las enfermedades cardiovasculares, pueden afectar la función tiroidea y la conversión de T4 a T3. Estas condiciones de salud afectan diversos aspectos del sistema endocrino y metabólico, influyendo así en la regulación de las hormonas tiroideas.
En personas con diabetes, los niveles de insulina y la resistencia a la insulina pueden afectar la función tiroidea. La resistencia a la insulina, donde las células no responden adecuadamente a esta hormona reguladora del azúcar en sangre, puede influir en la conversión de la hormona tiroidea inactiva T4 a su forma activa T3. Aunque el cuerpo produce insulina, las células no la utilizan eficientemente, afectando la actividad de las enzimas involucradas en esta conversión. La investigación continúa para comprender mejor estas complejas interacciones.
Asimismo, en enfermedades cardiovasculares, como la insuficiencia cardíaca, donde el corazón no bombea sangre eficientemente, la disminución del flujo sanguíneo puede afectar la llegada de hormonas tiroideas a tejidos periféricos y órganos, influyendo en la conversión de T4 a T3. Estos mecanismos varían en cada individuo, y el impacto depende de la gravedad y naturaleza específica de la enfermedad cardiovascular.
En resumen, las enfermedades crónicas tienen efectos sistémicos que repercuten en la función tiroidea, incluida la conversión de T4 a T3. Destacando la importancia del monitoreo regular de la función tiroidea como parte integral de la atención médica para aquellos con enfermedades crónicas.
Algunas Infecciones
Es posible que algunas infecciones, tanto virales como bacterianas, puedan influir en la función tiroidea y la conversión de T4 a T3. Sin embargo, la relación exacta y los mecanismos específicos no están completamente comprendidos y pueden variar según el tipo de infección.
La respuesta inmunológica del cuerpo a una infección puede desencadenar una serie de eventos que afectan la función tiroidea. Por ejemplo, la inflamación asociada con algunas infecciones podría interferir con la actividad de las enzimas responsables de la conversión de T4 a T3.
La infección por Cándida es un ejemplo específico que ilustra esta compleja relación. Aunque aún no se ha establecido de manera concluyente cómo esta infección afecta la función tiroidea, algunos sugieren que la proliferación de Cándida podría influir en la conversión de T4 a T3. La investigación en esta área es escasa, y la comprensión de cómo las infecciones afectan la función tiroidea sigue evolucionando.
Siempre es aconsejable consultar con un profesional de la salud para obtener información específica sobre el impacto de una infección en la función tiroidea y recibir orientación adecuada en caso de preocupaciones.